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12-2-2021

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  El Gran Chasco TOMPAUL WHEELER 12 FEBRERO, 2021 18 “Tomé el rollito de la mano del ángel, y me lo comí; y en mi boca era dulce como la miel, pero una vez que me lo comí, se me volvió amargo en el estómago. Entonces me dijeron: ‘Tienes que comunicar nuevos mensajes proféticos acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes’ ” Apocalipsis 10:10,11 Cuando William Miller predicó sobre el inminente regreso de Jesús, otros predicadores ahondaron aún más en la Biblia para descubrir de qué se trataba. En 1840, Josiah Litch señaló que la Biblia afirmaba que el juicio de Dios sobre los pecadores del tiempo del fin sucedería antes de la segunda venida de Jesús. En 1843, Charles Fitch predicó un sermón basado en Apocalipsis 18, instando a los “milleritas” a “salir de Babilonia”, a abandonar, según dijo, esas iglesias que no aceptaban el inminente regreso de Jesús. Más y más seguidores de Miller abandonaron o fueron expulsados de sus iglesias. Aunque a los seguidores de Miller les dolía perde

12-2-2021

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  Entre Paréntesis CAROLINA RAMOS 12 FEBRERO, 2021 29 “(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)” Juan 11:2 La mesa estaba servida. Simón, el anfitrión de esta cena, había sido curado de lepra y desde ahí seguía a Jesús. Esta enfermedad repugnante que lo había aislado de la sociedad, una vez curada, le había permitido recuperar su dignidad. Simón recordaba muy bien a María y todo lo que había hecho. Pero en esta historia vemos que aunque Jesús había obrado en ambas vidas, Simón solo albergaba el recuerdo de su sanación exterior. La trató con desprecio al ver el regalo que ella le hacía a Jesús. Él también había sido inmundo y todo se le había devuelto gracias a Jesús, pero no demostraba una actitud de agradecimiento y reconocimiento sincero. María, sí. Muchas veces tenemos la costumbre de recordar los errores nuestros y de los demás. Quizás en ese momento muchos recordaran a Simón como el leproso, y a Marí

11-2-2021

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  En La Sala De Espera CAROLINA RAMOS 11 FEBRERO, 2021 19 “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” 2 Timoteo 1:12 Las salas de espera suelen ser lugares angustiantes. Esto lo escribo en una de ellas. Hay más de veinte personas a mi alrededor. Algunas esperan que sus familiares salgan de una cirugía complicada. Otras, que sus nietos, sobrinos, o hijos salgan del vientre materno. Todo detrás de la misma puerta. Algunos dormitan sentados mientras esperan a quienes están del otro lado de la zona restringida (dormidos también, pero por una anestesia). Otros hablan por teléfono, leen, tejen, quizás imitando la delicada labor que los profesionales realizan puertas adentro. También están los que no pueden mantenerse quietos, sostienen globos y regalos para los recién nacidos y charlan animadamente. Una puerta divide la conciencia de la inconciencia, por decirlo de alguna manera. En este instante, detrás de la puerta, todas esas vidas dep

11-2-2021

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  Un Lugar Especial – 2a Parte TOMPAUL WHEELER 11 FEBRERO, 2021 14 “Confía de todo corazón en el Señor […] y él te llevará por el camino recto” Proverbios 3:5,6 Al ver la sangre brotando del brazo de la mujer, Eric le hizo un torniquete. Él y la anciana que lo ayudaba le suturaron el corte de la frente. Cuidadosamente, Eric también juntó y suturó la mejilla lo mejor que pudo, e hizo lo mismo en el otro brazo. Inmediatamente, pidió que trajeran leche caliente. Minutos más tarde, colocó una cucharadita de leche en los labios de la mujer casi muerta; ella bebió. Después de haberle dado media taza, abrió los ojos y miró a Eric, que se arrodilló a su lado. “No voy a morir”, le dijo. Eric le dijo a uno de los hombres que la mujer estaba viva, pero que había que llevarla urgentemente al hospital, a cien kilómetros de distancia. El hombre dudó. –¿Usted cree que pueda aguantar tanto tiempo? –le preguntó. –Ya es un milagro que todavía esté viva –le respondió Eric–, pero necesita mucha más atenci

10-2-2021

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  De Jope A Las Heras CAROLINA RAMOS 10 FEBRERO, 2021 23 “Había en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido es Dorcas). Esta se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres” Hechos 9:36 Podría reescribir este versículo como “Había en Las Heras una discípula llamada Rosita. Ella se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres… y a los colportores”. Rosita entregó su profesión al servicio de Dios y no hizo falta que me lo dijera. Lo noté la primera vez que hablé con ella y lo confirmé la primera vez que fui a su casa Una tarde, salí a colportar como de costumbre, y un perro tuvo el descaro de morderme, así que mi pantalón había quedado dañado y, como no había llevado muchos, necesitaba arreglarlo porque me iba a hacer falta. Además, ¿cuán bien podía hablar de mí ese pantalón roto si era lo primero que la persona veía en mí como carta de presentación? Rosita lo arregló, y no solo lo arregló, sino que lo mejoró. Gratis. Vi en su taller que la mujer que trabaja

10-2-2021

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  Un Lugar Especial – 1a Parte TOMPAUL WHEELER 10 FEBRERO, 2021 17 “Cuando te llamé, me respondiste, y aumentaste mis fuerzas” Salmos 138:3 “¡¡¡Doctor!!!”, gritaron. Aún medio dormido, Eric se asomó por la ventana y vio a tres hombres. Cada uno llevaba una espada y una lámpara de aceite, y uno le entregó una nota que decía: “Un hombre drogado cortó a una mujer y a su hijo. Por favor, traiga todas sus agujas”. Eric se puso nervioso y un recuerdo llegó a su memoria. Se vio arrodillado junto a su madre, repitiendo las palabras que ella decía en su oración: “Y cuando crezca, y cuando crezca, que pueda ser un misionero, que pueda ser un misionero, en los cuatro rincones de la tierra, en los cuatro rincones de la tierra”. A menudo ella añadía: “Recuerda, Dios tiene un lugar especial en el que puedes servirle mejor que nadie”. Una abuelita llegó al lugar. “Ve Tras licenciarse, Eric tomó un curso de enfermería. Luego, él y su esposa aceptaron un llamado a cumplir la obra médico misionera entre

8-2-2021

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  ¿Dónde Estás Tú? CAROLINA RAMOS 8 FEBRERO, 2021 28 “Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” Génesis 3:9 Una tarde, sin querer, cerré fuertemente la puerta sobre los dedos de un compañerito. Enseguida comenzó a salir sangre de la herida, se armó un revuelo en la casa, y comencé a sentir una culpa que antes desconocía. Sentía que merecía el peor de los castigos. Me encerré en un armario y comencé a llorar desconsoladamente. Unos minutos después, escuché la voz de mi papá que acababa de llegar del trabajo y preguntaba: “Cachi, ¿dónde estás?” Me encontró acurrucada en la oscuridad, sofocada por el calor, las lágrimas y el dolor de un corazón de seis años que no soportaba tanta angustia. Y, para mi sorpresa, me abrazó. Al salir de la habitación, vi la condición en la que se encontraba mi compañerito. Fuimos a la clínica para que lo atendieran. Sufrí al verlo así, al ver el resultado de mi error y precipitación. Pero antes de eso, había recibido el consuelo paternal.